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Iniciativas que buscan reducir los costos de producción, mejorar la calidad del producto o aumentar la rentabilidad, son típicas en empresas involucradas con innovación. Sin embargo, esas prácticas representan la mejora de procesos tradicional, lo que limita la capacidad de innovación.
Los clientes son los activos más importantes para cualquier organización. Cada uno posee necesidades y preferencias distintas y tratar de satisfacer a todos a través del mismo abordaje es una estrategia poco eficiente, que impide que la empresa se diferencie en el mercado.
En este artículo, David Hamme presentará una nueva estrategia de innovación basada en cuatro facetas: Enfoque en el Cliente, Planificación Estratégica, Mejora Operacional y Gestión de Iniciativas. Cuando ejecutadas en conjunto, esas prácticas impulsan la innovación y colocan a su empresa en un nivel superior al de la competencia.