Documentar un proceso generalmente resulta en por lo menos 25% de aumento en productividad. Muchas veces resulta en aumentos aún mayores.
Traducir el esfuerzo de trabajo en etapas distintas reduce la confusión, impulsa la consistencia de la ejecución, acelera el entrenamiento y generalmente revela oportunidades de mejora a lo largo del camino. Pero eso trae un riesgo: mejorar sólo un área de una organización en detrimento de otras.
En este artículo, David Hamme defiende el uso del mapa corporativo de procesos como una herramienta para acelerar las actividades de planificación y mejora de procesos. Él presenta una metodología basada en 4 etapas que ayudan a mejorar a claridad operacional y a crear una visión compartida de las capacidades de una empresa.
Idioma: Inglês
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